¿Te has parado a pensar quién duerme
en el cajero que hay debajo de tu casa o quién se refugia tras esos cartones en
el portal de al lado? Para muchos simplemente son “sin techo”, “mendigos”,
“indigentes”; personas que no tienen empleo, excluidos socialmente y con alguna
adicción al alcohol o a las drogas.
Si analizamos como llega una persona a
vivir en la calle veremos que no sucede de la noche a la mañana. Cada persona
sin hogar sufre de media unos 7 u 8 sucesos traumáticos encadenados mientras que el resto de las personas sufren 3 o 4 a lo largo
de toda su vida. Entendemos por suceso traumático la pérdida de la vivienda, el
fallecimiento de un hijo o de la pareja, una separación, la pérdida de empleo
etc. Una vez llegan a la calle, las personas sin hogar se encuentran con que la
vida entre cartones no es nada fácil. Casi la mitad de las personas en esta situación ha sufrido algún robo y un 3,5%, la mayoría mujeres, han sido
agredidos sexualmente.
Recuerdo una noche haciendo
voluntariado en la que conocí a Juan y me contó como había sido su vida.
Imaginad que en poco tiempo pierdes tu trabajo, tu pareja fallece, te
desahucian y los servicios sociales se llevan a tu hijo, en cuestión de meses
te ves solo, sin casa y sin dinero. Si a cualquiera de nosotros nos echan del
trabajo o se muere nuestra pareja tenemos familia y amigos que nos respaldan y
nos sirven de apoyo, si no los tuviéramos sería mucho más difícil sobreponerse a
esas situaciones.
“Es más fácil vivir pidiendo que
trabajando, son unos alcohólicos, no quieren trabajar…” son algunas de las perlas que había escuchado
sobre las personas sin hogar antes de hacer voluntariado. Tan solo hace falta
una noche como voluntaria para darte cuenta y ver con tus propios ojos lo
falsas que son esas afirmaciones. He conocido a gente que ha trabajado durante
años, personas que hablan cinco idiomas u otros con trabajos tan precarios que
no pueden alquilar una habitación. Tienen la mochila cargada con sus pertenencias
y sus experiencias, podríamos pasar horas a su lado y pensaríamos que son
minutos. Las personas sin hogar tienen mucho que dar a quien quiera escucharles.
Solo el 10% de las personas sin hogar
practica la mendicidad y el 13% tiene estudios universitarios según los datos
recogidos en el informe del INE del 2005. Estos datos y las experiencias de
quienes pasamos tiempo con ellos echan por tierra todas las teorías y
estereotipos que parte de la sociedad tiene sobre las personas sin hogar.
Si ya es difícil estar en situación de
calle imaginad sentir, además, el rechazo de la sociedad. No podemos evitar que
haya gente durmiendo en una acera pero sí está en nuestra mano sensibilizar a
la gente, normalizar la situación, hacer voluntariado y pasar una noche a la
semana conversando con ellos y hacer así sus días un poco más fáciles. Desde
este blog queremos cambiar la concepción que se tiene de las personas sin hogar
y qué mejor manera que hacer voluntariado con ellas.
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