En España, en la atención a las personas
sin hogar, hay muchos aspectos en los que se cojea: inserción laboral, atención
especializada según necesidades personales, importancia de los aspectos emocionales y afectivos… ¿Qué papel ha jugado
y juegan en todo esto las distintas administraciones pública y, en general,
cualquier institución?
Podemos definir con facilidad “persona
sin hogar”: alguien sin un techo, con dificultades económicas, marginado de la
sociedad… Y tópicos como el alcohol o las drogas. En la misma línea,
preguntando a cualquier persona por cuáles son los recursos que estas personas
tienen a su disposición, pensamos en ONGs o centros religiosos. También
pensamos en las administraciones públicas, pero menos. Y tiene sentido, ya que,
según varias publicaciones[1], sólo
un 16% de la gente sin techo tiene ingresos gracias a la administración
pública. Este porcentaje se reduce aún más cuando sabemos que muchos centros
públicos están financiados por entidades sociales o privadas.
Pero vayamos más allá: la
problemática de esta gente no se reduce sólo a qué ayudas puedan percibir: hay
que ir a la raíz. Los servicios sociales están orientados, por definición, a
atender a personas en riesgo de exclusión social. Sin embargo, son estas mismas
personas quienes más dificultad tienen para acceder a estos servicios
Otro de los grandes problemas
reside en que la mayor parte de las ayudas y programas que se facilitan a estas
personas son de carácter temporal. Sin embargo, apenas hay proyectos que
faciliten el acceso a una vivienda de forma permanente, algo imprescindible en
cualquier proceso de integración social. Con suerte, una persona puede acceder
a una plaza estable en un albergue. Con los albergues el problema no está
resuelto. Además, aunque existen organizaciones que buscan que la gente sin
hogar consiga un trabajo, hay muy pocas que se preocupen por cuáles son los
potenciales de cada persona y cómo se las puede formar mejor.
Los problemas para desarrollar
procesos de inserción se deben, entre otras cosas, a la saturación que tiene la
red y a la primera atención de las demandas urgentes Los centros se ven
saturados, y muchos usuarios se quedan en la calle por no haber plazas
Ahora, a mayores, contamos con los
problemas asociados a la crisis. Si ya en época de bonanza no se promovió una
política de empleo para la gente en situación de calle, ahora hay cada vez más gente
con menos recursos que terminan acudiendo a la red de atención a personas sin
hogar, que se ve colapsada y no recibe ninguna financiación extra del estado.
De hecho, con los recortes, la red recibe aún menos que antes
Según un informe del 2010, en
este año apenas un 67% de las personas sin hogar disponía de una tarjeta
sanitaria que le permitiera ir al médico[2].
Ahora con los recortes, nadie que no tenga una situación administrativa regular
podrá acceder a las atenciones básicas médicas.
Los centros de ayuda, albergues,
ONGs o cualquier institución que pueda depender económicamente del estado están
viendo su presupuesto recortado, algunas, obligadas a cerrar. Esto supone una
pérdida indescriptible para las personas que acudían a cualquiera de los
centros.
Más allá de la responsabilidad de
las administraciones, la falta de sensibilidad social, supone que las personas
sin hogar tengan menos apoyo para ejercer sus derechos básicos. Seguimos
estigmatizándolas, asignándoles una serie de etiquetas y despreocupándonos de
su situación, lo que supone añadir trabas a un proceso de inserción ya difícil
de por sí. El voluntariado social, enfocado hacia la sensibilización y el
encuentro, es una buena herramienta para empezar a cambiar las cosas.
Si en época de bonanza la
sensibilización sobre la gente en situación de calle era ya escasa, con la
crisis lo es aún más. Quienes estén en situación de calle están ahora más solos
que nunca. Las personas que más ayuda necesitan son de quienes primero nos
olvidamos cuando hay que bajar los gastos.
Creemos que, aún en situación de
crisis, deberían financiarse servicios que dieran acceso a cualquier persona a
sus derechos básicos: vivienda digna y atención especializada según situación y
necesidades en todas las ciudades.
[1] CABRERA CABRERA,
Pedro José. La acción social con personas
sin hogar en España. [Visto en línea]
[2] La acción social con las personas sin hogar en la España del siglo XXI. Facultad
de Ciencias Humanas y Sociales. Universidad Pontificia de Comillas de Madrid.
[Visto en línea] Pág. 27
http://www.noticiaspsh.org/IMG/pdf/file_view.pdf
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